Diario de viaje Marruecos-Día 2: Meknes y llegada a Fez
- 1.Los mejores consejos para viajar por Marruecos
- 2.Introducción Diario de Viaje por Marruecos
- 3.Diario de viaje Marruecos-Día 1: Madrid-Meknes
- 4.Diario de viaje Marruecos-Día 2: Meknes y llegada a Fez
- 5.Diario de viaje Marruecos-Día 3: Medina de Fez (1)
- 6.Diario de viaje Marruecos-Día 4: Medina de Fez (2)
- 7.Diario de viaje Marruecos-Día 5: Medina de Rabat
- 8.Diario de viaje Marruecos-Día 6: Rabat (2ºdía) y conclusiones finales del viaje
Amanecimos el 1 de Enero de 2016 en la ciudad imperial de Meknes. Después de un perfecto descanso en el riad, David y su mujer, dueños del alojamiento, nos sirvieron un rico desayuno con café, acompañado de diferentes tipos de panes, mantequillas, mermelada, etc.
Estábamos en duda si dedicar el día completo a conocer sólo la ciudad de Meknes o invertir parte del día en visitar las ruinas romanas de Volubilis y la localidad santa de Mulay Idrís (lugares ubicados a pocos kilómetros de Meknes). Finalmente nos decantamos por ver sólo Meknes, porque nos apetecía visitar la ciudad a fondo. El dueño del riad nos trazó un croquis con un recorrido y además nos permitió dejar las maletas en el alojamiento hasta la noche. La verdad es que fue un anfitrión de lujo.
Un poco de historia de Meknes:
Meknes ó Mequinez es una de las 4 ciudades imperiales de Marruecos. Su periodo de mayor importancia transcurre entre el 1672 y el 1727, cuando el sultán Moulay Ismail, gobernó Marruecos con mano de hierro, y trasladó la capital del reino desde Fez a Meknes. Durante su reinado decidió convertir a Meknes en la ciudad más poderosa de Marruecos construyendo más de 40 km de murallas, mezquitas y palacios, que le han valido el reconocimiento de Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.
Que ver en Meknes
Enumeramos los principales monumentos de Meknes. Los calificamos con estrellitas, según nuestra apreciación personal (*** imprescindible, **merece la pena, *si te lo pierdes, no pasa nada):
- Plaza Hedim (***)
- Puerta Bab el Monsour(**)
- Mausoleo Mulay Ismail(***)
- Carcel de los cristianos(*)
- Palacio imperial-fachada (**)
- Graneros Mulay Ismail (**)
- Estanque de Agdal (**)
- Museo Dar Jamai (***)
- Calles de la Medina (***)
En el siguiente mapa interactivo representamos el recorrido que realizamos caminando por la ciudad de Meknes. Podrás ver donde se sitúa cada monumento e incluso una pequeña descripción y fotografía de cada uno.
¡Continuamos el relato!
Visitando Meknes
Comenzamos nuestro paseo atravesando de punta a punta la PLAZA HEDIM . Por la mañana tenía un aspecto muy diferente al de la noche anterior, mucho más sosegado y apacible. Tenemos que comentar que esta plaza es como un escenario, que va cambiando de aspecto a lo largo del día por lo que, según a la hora que pasees por ella, puedes encontrarte con cosas diferentes: desde danzantes bereberes a encantadores de serpientes. Hemos leído que la plaza, en cuestión de animación, es comparable a la plaza Yamma el Fna de Marrakech.
Al otro lado de la plaza se encuentra la PUERTA BAB EL MONSOUR, construida por el sultán Muley Ismail en el siglo XVIII. En el interior de la puerta había una sala de exposiciones, pero no entramos.
Continuando nuestro paseo, aparecimos en una calle larguísima rodeada por dos altas murallas. Además se encontraba totalmente vacía, éramos los únicos que íbamos por la calle. Cada pocos metros había un puesto de vigilancia con un gendarme, por lo que no daba miedito recorrerla.
Una vez salimos de la calle y girando a la derecha, pasamos por la FACHADA DEL PALACIO IMPERIAL de Meknes, que tampoco se podía visitar.
Continuando, llegamos las ruinas de los GRANEROS DE MULAY ISMAIL . Por suerte este monumento ¡sí se podía visitar!. Los graneros son una enorme edificación con unas arcadas espectaculares. Allí se almacenaban los víveres para abastecer a toda la ciudad de Meknes imperial. (Dato importante, dentro del monumento hay un aseo, razonablemente limpio).
Junto al granero se encuentra el ESTANQUE DE AGDAL, un gigantesco estanque, que por forma y dimensiones recordaba al del Retiro de Madrid. En realidad era un depósito para dotar de abastecimiento de agua a la ciudad imperial, en caso de asedio. Como ya sabíamos, la disposición de gran cantidad de agua es de capital importancia para la cultura islámica. Hoy en día las orillas del estanque es un lugar de recreo de los habitantes de la ciudad y de paseo romántico para las parejitas.
Tuvimos un momento de pérdida y acabamos en el interior de uno de los barrios populares de Meknes. Está perdida, nos vino bien porque pudimos ver la vida en un barrio “moderno” de la ciudad. Nos tomamos un café para descansar, Nadya era la única mujer sentada en la terraza, y la única mujer que estaba por la calle sin velo. La verdad es que en Meknes, salvo en la plaza Hedim, encontramos muy pocos turistas.
Terminamos nuestra vuelta por Meknes, entrando de nuevo a la plaza de Hedim, donde visitamos el MUSEO DAR JAMAI . La entrada sólo nos costó 10 DH (1€) y mereció la pena. El museo es un antiguo palacete cuyo piso inferior hace las veces de salas de exposiciones. Lo más llamativo es la decoración del propio edificio. Nos dejó con la boca abierta los techos y las paredes del piso superior del palacio donde se encontraba la sala del harén. También es muy agradable el patio del palacio, con vegetación, agua y canto de pajaritos, ah y lleno de gatos. Sin duda es un lugar de relax, en medio de la vorágine de la ciudad.
Fuimos a comer a una de las terraza de la plaza Hedim, que nos recomendó el dueño del riad. La comida fue sencilla, pero mereció la pena contemplar el ambiente de la plaza El Hedim. En mitad de la comida, a pocos metros se colocó un señor, sacó una alfombra, un instrumento de percusión y un cesta. Y, a continuación empezó a colocar diferentes tamaños de serpientes en la alfombra. A Nadya, que tiene pánico a las serpientes, casi le da algo. La comida fue muy entretenida viendo como niños y mayores se iban haciendo fotos con las serpientes enrolladas en el cuello.
Después de la «exótica» comida fuimos a ver las dos cosas importantes que nos quedaban pendientes en Meknés: el Mausoleo de Mulay Isamail y callejear a fondo por la medina.
Accedimos al MAUSOLEO MULAY ISMAIL (que por la mañana no nos habían dejado entrar, al ser viernes día sagrado para los musulmanes). Al entrar te hacen descalzar (llevad calcetines si sois escrupulosos). El lugar merecía la pena, es un verdadera joya.
A la salida nos dirigimos en frente a la CÁRCEL DE LOS CRISTIANOS . Cuando estábamos en la puerta buscando las taquillas, aceptamos los servicios de un “guía espontaneo” para mostrarnos la cárcel. La cárcel no nos llamó demasiado la atención eran como unas bodegas subterráneas. Tampoco fueron buenas las explicaciones del guía, quizás ya empezábamos a sentir el cansancio de todo el día.
Nos dirigimos, para finalizar nuestra visita a Meknes, a recorrer las laberínticas CALLES DE LA MEDINA de Meknes . Al ser viernes, día festivo, muchas tiendas estaban cerradas, y había poca gente por las calles. En la medina, a pesar de ser trazado laberíntico, es «mas fácil» orientarse que en otras medinas dado que es pequeña. Además es cómoda de recorrer al ser totalmente llana.
Observamos que la medina de Meknes no es nada turística, pero es muy auténtica. Encontramos muchas mujeres con velo integral, algunas personas incluso se giraban al vernos pasar.
Fuimos al riad a recoger nuestro equipaje y atravesamos por última vez la plaza de Hedim, arrastrando nuestras maletas. Era la última hora de la tarde y la plaza estaba abarrotada de gente y de animación. Mientras atravesábamos la plaza nos cruzamos con algunos de los señores “encantadores de serpientes” que se nos acercaban con las serpientes colgando del cuello…
Cogimos un taxi, con nuestros habituales problemas de entendimiento y de regateo. El taxi nos llevó rápido a la estación de tren. Y en media hora de cómodo trayecto ya llegamos a la ciudad que iba a constituir el plato fuerte de nuestro viaje: FEZ.
Llegada a FEZ
La ciudad de Fez se encuentra físicamente dividida en dos partes: la ciudad nueva y Fez-en-Balí, es decir la Medina de Fez. Fez-en-Balí constituye la mayor zona peatonal del mundo. Además es un “casco Antiguo” superpoblado con una población total de unos 450.000 habitantes y formada por 9800 callejuelas!!. Cuando entras a la Medina te sumerges en un universo mágico donde puedes encontrar las cosas más insospechadas. También supone un viaje en el tiempo…
El Dar Fez Medina, se encontraba en un barrio tranquilo, a las afueras de la Medina. Al llegar nos recibió el dueño del Riad “Mohamed”, que hablaba perfecto español y nos obsequió con un rico té. El edificio estaba precioso decorado con un patio que parecía como si estuviésemos hospedados en La Alhambra de Granada.
Perdidos en la Medina de Fez
Le preguntamos a Mohamed donde podíamos cenar. Nos dijo que en el barrio donde estábamos no había restaurantes por lo que nos sugirió que fuéramos caminado a la “puerta Azul” (Bab Bou Jeloud) que es la entrada principal de la medina y nos imprimió un plano desde google maps. Le dijimos si era «seguro» caminar de noche y él nos dijo que sí. Así que ahí salimos en noche cerrada por las calles de la Medina de Fez a buscar la puerta azul y un lugar para cenar, echándole arrojo, valor y coraje.
Las calles del barrio eran muy tranquilas, demasiado, se puede decir que no había un alma. En fin, con el plano en la mano fuimos guiándonos haciendo camino por el laberinto de callejones hasta que finalmente nos perdimos completamente, y os prometo que soy bueno en orientarme y en interpretar mapas. Pero es que Fez es un imposible laberinto donde, además, el nombre de las calles está sólo puesto en árabe. Tuvimos que preguntar dos veces, y conseguimos victoriosos llegar a la puerta azul.
Efectivamente junto a Bab Bou Jeloud, puerta azul, encontramos varios restaurantes para cenar y llenos de turistas de todas las nacionalidades. Nos sentamos en una de las terrazas. A pesar de ser invierno, se estaba estupendamente al aire libre, eso sí con el abrigo puesto. La cena nos costó 70 DH a cada uno.
Una vez cenados, al volver hacia el riad, con el mapa en la mano, nos volvimos a perder, pero esta vez totalmente perdidos… Bajamos por una calle guiados por nuestra intuición y nos encontramos con un chico que nos advirtió que íbamos mal y que si seguíamos por allí acabariamos irremediablemente en el centro de la medina (nos los dijo en perfecto español). Le mostramos la dirección de nuestro alojamiento y nos dió una serie de indicaciones (“primer callejón a la derecha, segunda cuesta a la izquierda…). El caso es que nos volvimos a perder de nuevo y conseguimos volver a donde estaba el chico, que se ofreció a guiarnos personalmente hasta el riad. En 10 minutos ya estamos en la puerta del Riad. Le agradecemos al chico su amabilidad, y le damos una propina, y por fin llegamos a descansar. Ha sido un día muy largo repleto de emociones.