Ciudad De Rabat

Diario de viaje Marruecos-Día 6: Rabat (2ºdía) y conclusiones finales del viaje

Post Series: Diario de Nuestro primer viaje de Marruecos: Meknes, Fez y Rabat

Despertábamos en nuestro último día de vacaciones en Marruecos. El día amaneció gris y con una lluvia fina. A pesar de la tristeza que sentíamos por el final de nuestro viaje, teníamos que aprovechar para conocer algunos de los lugares importantes de la ciudad de Rabat.

Con este post terminamos el Diario de Nuestro viaje por Marruecos.

Ciudad de Rabat: Torre Hassan y Mausoleo de Mohamed V

Salimos caminando desde el interior de la medina, donde teníamos el alojamiento, hacía la explanada donde se sitúa el monumento de Mohamed V y la Torre de Hassan. Hay una distancia de casi 2 km. Las calles de la ciudad de Rabat son seguras y agradables para pasear. Durante el camino nos recreamos con unas vistas fabulosas de la Kasbah de los Oudayas.  Realmente Rabat es bella, esta ciudad nos estaba dejando huella.

Al llegar a la explanada encontramos unos guardas montados a caballo que custodiaban la entrada, señal de que nos adentrábamos a un lugar de gran importancia.

ciudad de Rabat. Entrada Mausoleo Mohamed V y torre de Hassan

Centinelas a caballo custodiando la entrada.

  • La Torre de Hassan: en realidad se alzó para ser el minarete de una de las mezquitas más grandes del mundo. Fue construida por el sultán almohade Yaqub al-Mansur allá por el siglo XII, pero se quedó inacabada. Mide unos 45 m y su altura iba a alcanzar los 60 m. Su forma y dimensiones guardan gran similitud con el minarete de la mezquita de Marrakech, y con la giralda de Sevilla (que es un minarete musulmán transformado en campanario cristiano).

Nosotros tuvimos la mala suerte de encontrar la torre en restauración con andamios. Pero esto nos servirá como pretexto para volver pronto a Rabat.

ciudad de Rabat: Explanada con los pilares que iban a sostener la gran Mezquita. Al fondo la torre de Hassan, rodeada por completos da andamios (enero 2016e

Explanada con los pilares que iban a sostener a la gran Mezquita. Al fondo la Torre de Hassan, rodeada por completos de andamios (enero 2016)

En la explanada se pueden observar los pilares que iban a mantener en pie esta gran mezquita. Algunos turistas tenían la costumbre de subirse a ellos para hacerse una foto. Nosotros decidimos “no hacer el cabra”, ya que estaba lloviendo y no queríamos acabar mal el viaje.

  • Mausoleo de Mohamed V: Mohamed V (1909 -1961)  fue el primer monarca de Marruecos libre (una vez independizado de Francia), abuelo del actual rey Mohamed VI.  El exterior del edificio está recubierto por mármol blanco y custodiado por guardias reales, que se mantenían en todo momento inmóbiles. En el interior se puede contemplar la riqueza de los materiales que conforman la cúpula, tales como madera de cedro, caoba y oro. Además, también están enterrados en el Mausoleo Hasan II y Mulay Abdellah, padre y tío, respectivamente, del actual monarca.

El mausoleo se encuentra rodeado de bellos edificios y chalets, muchos de ellos embajadas. Se nota que es uno de los barrios acomodados de Rabat. Desde aquí tomamos un taxi hacia las afueras de la ciudad, para visitar otro de los lugares históricos de la ciudad de Rabat: la necrópolis de Chellah.

Necrópolis de Chellah

La necrópolis por fuera tiene aspecto de un gran castillo, enfrentado a la gran muralla que rodea Rabat. En todas las ciudades imperiales de Marruecos nos sorprendió la grandiosidad y el buen estado de conservación de las murallas.

La necrópolis fue construida en el año 1339 sobre una ciudad romana y estaba destinada a dar santa sepultura a la dinastía Merinidia. Este conjunto entró en decadencia cuando los monarcas decidieron ser enterrados en Fez (antigua capital de Marruecos).

La entrada nos costó sólo 10 DH (1 €). Durante la visita, se pueden observar las tumbas de los romanos así como restos de edificaciones de las viviendas que pertenecieron a familias de alto nivel económico de la época. Pero lo que más nos llamó la atención fue la enorme cantidad de cigüeñas anidadas en cada rincón, muro o torre de las ruinas. El sonido del claqueteo de las cigüeñas retumbaba continuamente por todo el recinto.

El paseo por la necrópolis fue muy agradable  aunque, en nuestra opinión, no lo consideraríamos como uno de los lugares imprescindibles de la ciudad de Rabat, sobretodo si tienes poco tiempo, ya que te supone alejarte de la medina.

A continuación tomamos otro taxi hacia el centro. Hay que decir que en la ciudad de Rabat nos resultaba mucho más sencillo conseguir taxi que en Fez o Meknes. Le mostré al conductor una foto de la catedral cristiana de Rabat, que es donde queríamos llegar. El taxi avanzó unas calles, paró y a continuación, sin mediar palabra se montó una señora detrás, que se sentó junto a Nadya (jejeje) esto es normal en Marruecos, y quizás un sistema «más ecológico».

La catedral cristiana estaba cerrada. Es un edificio moderno Art-Decó construido en la época del protectorado francés, poco agraciado estéticamente según nuestra humilde opinión. Por esta plaza cruza uno de los modernos tranvías que recorren las calles de la ciudad de Rabat. Se nota que es la capital y que recibe mucho más mimo e inversión que el resto del país.

Desde la catedral regresamos caminando al alojamiento a por las maletas, dando un agradable paseo por las calles de Rabat, no sin antes acercarnos de nuevo a contemplar el atardecer en la explanada de la Kasbah de los Oumayas. Un lugar que realmente nos ha cautivado.

Recogimos las maletas del Riad y tomamos un taxi que ya teníamos reservado con el dueño del alojamiento hasta el aeropuerto de Rabat-Salé. Costó 200 DH, (20 €). El taxista nos puso música romántica de los años 90 en el coche, y nos contó que Rabat había sido declarada recientemente “The best capital of Africa”. Y de esta manera abandonamos la ciudad de Rabat en el taxi. Mirando por el cristal trasero pudimos contemplar la preciosa estampa de la Kasbah de los Oumayas, mientras sonaba en el coche la canción I will always love you de Whitney Houston. (Surrealista pero lindo momento).

Si quieres información sobre las excursiones por el desierto de Marruecos ó sobre la ciudad de Marrakech te recomendamos leer el siguiente post: Entrevista a Ana Belén en el que entrevistamos a una viajera que nos cuenta su experiencia.

Conclusiones:

Lo que más nos ha gustado

  • Nos fascinó el choque cultural que se experimenta viajando a tan sólo 1 hora de avión de nuestra ciudad Madrid.
  • La exquisitez de la comida. Carnes, ensaladas, zumos. Todo estaba delicioso.
  • Amabilidad y hospitalidad en todos los alojamientos donde hemos estado.
  • Excelente funcionamiento de la red ferroviaria.
  • El tiempo y la temperatura maravillosa que disfrutamos en pleno mes de enero. Por ello, recomendamos viajar a Marruecos en invierno, es una época perfecta. 

Lo que menos…

  • El tomar los taxis. Nunca nos entendimos con los taxistas, ni fuimos capaces de hacer bien el regateo. Nos suponía un estrés cada vez que nos tocaba utilizar este medio.
  • El marroquí siempre tiene visión de negocio. Por tanto, no te puedes fiar de nadie en el sentido de que siempre van a buscar sacarte el dinero de alguna manera. Es su cultura y es respetable, pero puede resultar incómodo para el viajero que no está acostumbrado.

Que cambiaríamos del viaje

  • Si pudiéramos retroceder en el tiempo, quizás, hubiéramos cambiado el orden de visita de las ciudades: pensamos que mejor hubiera sido conocer en primer lugar Rabat y después Fez y Meknes. De esta manera nos hubiéramos adaptado con más facilidad al ritmo y forma de vida Marroquí.
  • Hay lugares que nos quedaron sin visitar por no habernos planificado mejor. Tal vez nos faltaron un par de días. Estos lugares pendientes son:
    • La ciudad romana de Volubilis y la ciudad Sagrada de Mulay Idrís (cerca de Meknes).
    • En Rabat nos quedamos con las ganas de visitar la medina de la vecina ciudad de Salé.
    • En la ciudad de Fez, evitaríamos el haber visitado el barrio Andalusí. La verdad es que pasamos un rato complicado por el tapón de gente que encontramos y ni siquiera pudimos entrar a visitar la Madrasa. En su lugar nos hubiera gustado haber podido subir a las ruinas junto al “hotel Les Meridines”, donde según leímos había una panorámica preciosa de la ciudad de Fez.

Y así finalizamos este viaje de 6 días por Marruecos. Un país que realmente nos ha impactado y sorprendido en nuestra primera visita. Un lugar tan cercano pero a la vez tan diferente. Nunca un viaje tan corto nos hizo experimentar tantas sensaciones y emociones. Volveremos pronto, seguro, que ¡para eso somos vecinos!. Marruecos nos ha dado mucho…

 

 

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